La Batalla de Pichicha: Resumen de TODO lo acontecido.
La
campaña militar por la independencia de Quito se inició el 9 de octubre de 1820, cuando la ciudad de Guayaquil proclamó
su independencia de España después de una rápida y casi incruenta revuelta
contra la guarnición local. En febrero de 1821 Guayaquil había recibido refuerzos, armas y provisiones
de parte de Bolívar, En mayo del mismo año, el general de brigada Antonio José
de Sucre arribó a Guayaquil. Él debía asumir la dirección del ejército
Patriota, y empezar las operaciones con miras a la liberación de la ciudad de
Quito y todo el territorio de la Real Audiencia de Quito. El
objetivo político de Bolívar era incorporar todas las provincias de la Real
Audiencia, a Colombia. Guayaquil, por su parte, no había decidido si
incorporarse a Perú o Colombia, y muchos de sus ciudadanos querían establecer
su propia República. El avance de Sucre a través de los Andes empezó en julio de 1821. Al
igual que en la primera campaña, Sucre fue vencido por el ejército Realista el 12 de
septiembre, Esta segunda campaña terminó con un armisticio entre
los independentistas y los realistas el 18 de
noviembre de 1821. De vuelta en Guayaquil, el General Sucre
concluyó que la mejor estrategia para la próxima campaña sería intentar un avance
indirecto, marchando primero hasta Cuenca antes de redirigirse hacia el Norte,
a través de los Andes, en dirección a Quito, y así evitar
un combate directo en condiciones desfavorables con las fuerzas Realistas que
venían de Quito. Para enero de 1822 Sucre ya había organizado la nueva campaña.
En el camino, Sucre iba juntando hombres, a tal grado de que hizo que el
destacamento realista de caballería que defendía Cuenca, se retirara hacia el
norte, pudiendo recapturar Cuenca el 21 de febrero de 1822, sin que se
disparara ni un solo tiro. Durante marzo y abril, los Realistas
continuaron marchando hacia el Norte, logrando con éxito evitar enfrentarse con
la caballería Patriota. Sin embargo, el 21 de abril se
produjo un feroz encuentro entre las fuerzas de caballería en Tapi, cerca de Riobamba.
Al final del día los Realistas nuevamente se retiraron, mientras que el
ejército principal de Sucre procedió a capturar Riobamba, quedándose ahí hasta
el 28 antes de reanudar su viaje hacia Quito. El 2 de mayo de
1822, cuando Sucre había alcanzado la ciudad de Latacunga,
procedió a reorganizar sus tropas, sumando voluntarios de los pueblos cercanos,
mientras esperaba refuerzos, y nuevos informes de inteligencia sobre el paradero del
ejército Realista. Mientras tanto, Aymerich alistó los puntos de resistencia y
posiciones de artillería en los principales pasos montañosos que
dirigían a Quito. Sucre, decidió avanzar paralelamente a los flancos de las
posiciones Realistas, marchando por las laderas del volcán Cotopaxi para así poder llegar al Valle de
los Chillos, en la retaguardia de las posiciones defensivas Realistas. El 14 de mayo el
ejército Realista, intuyendo las intenciones de Sucre, comenzó a replegarse,
llegando a Quito el 16. Dos días después, y tras una muy difícil marcha, el
ejército de Sucre ocupó Sangolquí. En la madrugada del 24 de mayo de 1822, el ejército
patriota, empezó a ascender por las laderas del volcán Pichincha. A pesar del enorme esfuerzo de las tropas, el
avance por las laderas del volcán fue más lento de lo que se esperaba, y la
llovizna que cayó durante la noche convirtió los senderos en ciénagas. Cuando
amaneció, para consternación de Sucre, el ejército no había logrado un avance
significativo, hallándose literalmente a mitad del camino, y a la vista de los
centinelas Realistas en Quito.
A las ocho en punto, Sucre ordenó a su ejército
detener el avance para descansar, pidiendo a sus oficiales ocultar sus
batallones como mejor pudieran. Envió parte del batallón Cazadores del Paya en una labor de
reconocimiento, seguidos por el Trujillo,
otro batallón peruano. Una hora y media después, repentinamente, los hombres
del Paya fueron golpeados por una descarga, bien apuntada, de mosquetes.
Esta acción dio inicio a la batalla. Aymerich ordenó a su ejército de ascender
la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre. Al haberse
encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos
comandantes no tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la
batalla. Existía poco espacio para maniobrar en las empinadas laderas del
Pichincha, entre profundos barrancos y densos matorrales. Los hombres del Paya,
tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron bajo el fuego
enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. El sobresaltado Sucre,
sólo esperando que los españoles estén más cansados que sus propias tropas,
envió al batallón Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto
Magdalena trató de hacer un movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el
terreno no se lo permitió. Pronto, los batallones Paya, Trujillo y Yaguachi,
sufriendo muchas bajas y con pocas municiones, comenzaron a replegarse. A
medida que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la
batalla. El Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el batallón
peruano Piura se dispersó antes de enfrentar al enemigo. En medio de la
desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar
contra el enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero
la situación más o menos se estabilizó para los Patriotas. Aymerich, como parte
de su estrategia, durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal
al batallón Aragón, ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así
luego atacar a los Patriotas por la retaguarda, rompiendo sus líneas en el
momento indicado. Afortunadamente para los Patriotas, cuando el Aragón estaba
por cargar sobre la alicaída línea Patriota, fue detenido en seco por el
Albión, que entró inesperadamente en la batalla. Pronto, el Magdalena se unió a
la batalla, y el Aragón tras sufrir fuertes bajas, se desintegró. Entonces el
Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para reemplazar al Paya, y cargó
contra la línea Realista, que terminó por romperse. A las doce del día, los
soldados de la libertad en la cima del Pichincha dieron el grito de victoria.
Al
ser derrotados, los españoles se refugiaron en el fortín, Sucre, para evitar el
sangriento asalto al emblemático cerro, envió un emisario a Aymerich para que
capitulara, cosa que el capitán general español aceptó el 25 de mayo del
mismo año. Según el acta de Capitulación los españoles, a las 14:00 de ese día,
arriaron su bandera y entregaron sus armas al Ejército de la Gran Colombia, en
una ceremonia especial que tuvo lugar en un puente del fortín colonial. De esta
manera, en la cima del Panecillo tuvo lugar el acto final del Imperio español en Ecuador. Sucre también decidió dar libertad a Guayaquil, territorio que conforma
hoy la República de Ecuador, y facilitó su incorporación a la Gran Colombia. El 18 de junio de ese año, Bolívar le
asciende a Sucre a general de división y lo nombra intendente del departamento
de Quito. Al frente de los destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de
progreso: funda la Corte de Justicia de Cuenca y
en Quito el primer periódico republicano de la época: El Monitor.
Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. De su actividad personal es buena
prueba que, el 6 de septiembre de 1822 expidió y firmó en
Quito 52 comunicaciones. Interesado por la educación se puede afirmar que halló
en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.
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